Siempre recordaré la primera vez que viajé al extranjero sola. Tenía 17 años y fui a Irlanda a estudiar inglés en un programa de inmersión.
Recuerdo perfectamente a la familia que me acogió, con su preciosa bebé de tan solo unos meses.
Y recuerdo los nervios de aquellas conversaciones del día a día. Cómo me esforzaba por entender cada palabra, cada frase… traduciéndolo al español. Recuerdo también los ratos posteriores recordando las conversaciones, y traduciendo sin parar.
Y también recuerdo una de las muchas conversaciones a la hora de la cena: Steven y Laura comentándome su último viaje a España, los horarios diferentes, la comida diferente… Y yo traduciendo todas las palabras, prestando atención a estructuras gramaticales nuevas, a expresiones coloquiales que no había oído antes pero que creía entender… De repente, me daba cuenta de que la conversación había avanzado más rápido de lo que podía traducir, y no había escuchado lo último que me habían… ¿preguntado? O quizás solo esperaban que comentara algo…, ¡horror!
“¿Qué?, ¿cómo?, ¿puedes repetir?”, me ponía roja de vergüenza, y tenía ganas de desaparecer de allí (\”Tierra, trágame\”, que decimos en español).
¿Te ha pasado algo parecido a ti también?
¿Cómo puedes evitar que esto suceda?
POR QUÉ TRADUCIR A TU IDIOMA MATERNO NO ES LA MEJOR ESTRATEGIA PARA COMPRENDER CONVERSACIONES
Traducir puede funcionarte cuando lees un texto o cuando ves un vídeo (puedes leerlo varias veces, o pararlo y volverlo a escuchar), pero, desde luego, esto no funciona en el español conversacional.
Cuando conversamos, sobre todo de manera informal, no tenemos planeado lo que vamos a decir, por lo que el discurso es totalmente espontáneo.
En las conversaciones informales siempre aparecen \”las cuatro pesadas*\”: las repeticiones de ideas, las dudas, los falsos comienzos y las muletillas. Estas cuatro pesadas pueden ayudarte o hacerte la vida más difícil, todo depende de si sabes cómo tratarlas.
*Pesado/a: que molesta o aburre (se suele usar para describir a personas)
Vamos a presentártelas. Tachá tachán…
PESADA Nº 1: REPETICIONES / REFORMULACIONES
Cuando no hemos planeado lo que vamos a decir con antelación, solemos repetir palabras e ideas. La repetición de una idea, bien repitiendo las mismas palabras o usando otras diferentes (reformulando) es muy útil para comprender mejor lo que dice la persona. Esta pesada es generosa, te da una segunda oportunidad ; )
A veces, la repetición de una palabra indica que va a repetir una idea, aunque no siempre.
PESADA Nº 2: DUDAS / PAUSAS LLENAS
Como ya hemos comentado, el español conversacional no se prepara, por lo que dudamos frecuentemente, a veces para darnos tiempo a pensar lo que vamos a decir o para elegir mejor las palabras que queremos usar. En España, usamos el sonido “eh…”, y en muchos países de Latinoamérica dicen “este…”. Y el sonido “mmm” es bastante común y muy utilizado tanto en España como en América.
Algo que solemos hacer mucho también para ganar tiempo es alargar alguna vocal de las palabras.
PESADA Nº 3: FALSOS COMIENZOS
A veces comenzamos a hablar con “No sé si…”
Continuamos con \”Lo habéis\”
Y volvemos a comenzar la frase para continuarla (¡sin acabar la frase!).
¡Qué lío!, ¿no? Pues así hablamos en las conversaciones. Es difícil traducir esto, ¿verdad?
Los falsos comienzos son muy frecuentes, ocurren cuando queremos decir algo y en el momento de comenzar a decirlo pensamos que podemos expresarlo mejor de otra forma y comenzamos de nuevo. Si aprendes a identificarlos, te perderás menos.
PESADA Nº 4: MULETILLAS
Una muletilla es una palabra o expresión de “apoyo” que usamos cuando conversamos. Cumplen funciones importantes en las conversaciones y te pueden ayudar a entender las intenciones de la otra persona. Tienen muchos usos: para mantener el interés, aclarar, subrayar o matizar algo, etc.
Muchas personas las usan de forma automática y, en ocasiones, algunas se ponen de moda. Esto de las muletillas es algo muy personal y cada cual tiene el hábito de usar unas más que otras.
Ahora que conoces a las 4 pesadas, te proponemos lo siguiente:
La próxima vez que escuches una conversación real, intenta prestar atención a estas cuatro pesadas y concéntrate en las palabras que realmente proporcionan significado, ya que son las que te van a ayudar a entender sin traducir y seguir la conversación.
Haber sabido esto cuando viajé a Irlanda me habría ahorrado mucho malestar, y me habría ayudado a participar en las conversaciones con aquella familia tan encantadora con la que viví aquel mes de julio de 2001.
Espero que a ti también te ayude.
Y no te obsesiones preocupes demasiado por comprender el español conversacional, es cuestión de práctica y tiempo, como todo en la vida.
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