Si nos sigues, seguramente ya estés convencido de que aprender pronunciación es una parte fundamental del aprendizaje de cualquier lengua. Sin embargo, quizá te sorprenda la siguiente afirmación: aprender a pronunciar bien es lo principal cuando comenzamos a aprender un nuevo idioma. Si quieres saber por qué es así, sigue leyendo, .
Muchos de nuestros estudiantes tienen un nivel intermedio o incluso avanzado de español. Sin embargo, antes de conocernos cuando han viajado por España o Latinoamérica mucha gente les ha respondido en inglés. Naturalmente, se indignaban porque les parecía de mala educación y además no conseguían entender por qué lo hacían. ¡Si ellos/as hablan mejor español que esa gente inglés! (o eso creían).
¿Sabes por qué ocurren estas situaciones tan incómodas?
En general, existe una percepción errónea sobre la importancia de la pronunciación para la adquisición de un idioma extranjero. Muchos estudiantes ven hablar con un “buen acento” como algo que no es realmente necesario para comunicarse con fluidez en un idioma. Por tanto, para ellos el estudio o las clases de pronunciación son solo un extra.
Piensan así por que creen que un idioma está formado fundamentalmente por palabras y estructuras gramaticales. Pero esto no es así, un idioma vivo consta de sonidos y los significados que se les atribuyen.
Por tanto, para aprender a hablar un idioma hay dos pasos básicos:
- Ser capaz de percibir y producir los sonidos de esa lengua, su ritmo y patrones entonativos.
- Dotar del significado adecuado a esos sonidos.
Pronunciar mal un sonido significa percibir mal y por tanto producir incorrectamente un sonido. Pronunciar mal de manera constante (es decir, hablar con mal acento) significa no pasar del primer paso. No importa cuántas reglas gramaticales aprendas o cuantas listas de vocabulario memorices, si no consigues percibir y producir correctamente los sonidos, el ritmo y la entonación del español acabarás atascado y frustrado porque no podrás comunicarte con fluidez. Para conseguir percibir y producir bien, las actividades de pronunciación y la supervisión de un profesional formado en fonética son fundamentales.
Por ignorancia y por la forma en la que se suelen enseñar los idiomas extranjeros en las academias, la mayoría de estudiantes continúan centrando su esfuerzo en todo menos en el primer paso. Inevitablemente, más pronto que tarde terminan frustrados debido a los problemas que encuentran a la hora de comunicarse con fluidez.
Cuando alguien decide aprender un idioma, no desea que los hablantes nativos les respondan en inglés. Sin embargo, en cierto modo, su acento le excluye de las personas cuyo idioma está tratando de aprender, y esto puede ser fatal para su desarrollo y motivación.
¿Entiendes ahora por qué se producen estas situaciones tan incómodas? ¡Los nativos piensan que su nivel de español es muy pobre debido a su acento! Y es que el acento es nuestra carta de presentación, y muchas veces no se corresponde con la realidad.
Por este motivo, siempre recomendamos estudiar pronunciación al inicio, cuando todavía no hay errores fosilizados. Si no se ha hecho al inicio, estudiar la pronunciación del español te ayudará a corregir errores y malos hábitos, mejorar tu dicción y hará que hables con menos acento y más fluidez. Más vale tarde que nunca.
Además, dominar los sonidos, el ritmo y a entonación te permitirá integrarte con facilidad, y una vez que los nativos “te metan en su grupo” (no te consideren un guiri/extranjero), podrás captar palabras, expresiones y estructuras de forma más natural a través de la escucha y la imitación.
Para que te quede claro, tu pronunciación no tiene que ser perfecta, y puede que nunca lo sea, pero debe ser suficientemente buena. De lo contrario, es probable que seas “excluido”.
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